En los años cuarenta, los Bridge, un rico matrimonio de Kansas, viven anclados ideológicamente en la década de los veinte. El señor Bridge trata a su esposa como si fuera una de sus propiedades y juzga a sus hijos, ya adultos, como si todavía fuesen adolescentes. Su actitud provoca sentimientos ambivalentes: por un lado, su conservadurismo produce bastante malestar entre los suyos; pero, por otro, su obstinación resulta a veces divertida.