Colm tiene cuarenta y tantos años, está casado y tiene dos hijos adolescentes. Colm, todavía afligido por la muerte de su padre, una figura destructiva en su vida, lucha con su relación con su propio hijo, mientras que en el trabajo una reciente adquisición amenaza su trabajo. Incapaz de compartir su vulnerabilidad con su esposa, el mundo de Colm se derrumba a su alrededor. En medio de esta crisis, Colm encuentra un consuelo que nadie más puede brindarle excepto Jay.