La abuela es diagnosticada con demencia senil, pero insiste en que ha sido poseída por el espíritu de Ringo Starr. Cuando su hija y su nieta se dan cuenta de que sus delirios comenzaron exactamente al mismo tiempo que la muerte del batería de los Beatles, acceden a dejarla tomar un nostálgico viaje a Liverpool. Pero la octogenaria abuela no puede ser Ringo Starr, ¿no?